martes, 25 de septiembre de 2012

El día que me presentaron a la Suerte

Llevo tres días soñando con ella. supongo que son historias que se llevan por dentro hasta que les pones solución, o hasta que los sudas por los poros de tu piel pesadilla tras pesadilla.
Nunca entendí su manera de hacer las cosas y por eso la echo y la echaré muchísimo de menos.
Ya no me sirven los vagos consuelos de haberla visto un par de veces por la calle, junto con su mirada de eterna indiferencia y su pelo.
Estaba tan suave en mis pesadillas.
Las grietas se agarraban a los bordes de su última visión. Se reía y corría escaleras abajo, dónde yo ya no podía seguirla.
Por lo menos me queda el consuelo de saber que te usó a ti de segundo plato. Que al verse sola se agarró a la más puta de las pasiones.
La quise.
La quiero.
Duele pensar en las cosas perdidas, sobre todo al cabo de un tiempo.
Te llamé guarra a voz en grito, quería venganza contra tu cráneo. No me pareció elegante.
Ya sufrirás por su culpa. A esta edad es terrible.
Te odio como no odié a nadie por habérmela quitado. Sin posibilidad de recuperación.


- Te lo llevaste todo y con todo te puedes quedar. Lo merezco pero no lo quiero. Me voy a soñar que te persigo, a ver si en esta ocasión puedo atrapar tu estela.