lunes, 13 de mayo de 2013

La Manzana

Randy estaba gordo. Terriblemente gordo.
Caminaba por la calle ocupándola casi por completo, en dirección al supermercado. 
Cada paso lo fatigaba. Otro más. Otro más. No llegaba nunca.
Se metió la mano en el bolsillo en busca de algo que llevarse a la boca. No encontró nada, lo que lo fatigó aun más.
¿Qué culpa tenía él de que los bollitos rellenos de crema cantaran una melodía irresistible?¿Y aquellas presuntuosas bolitas de chocolate y glaseado?¿Y los bizcochitos de miel?
Solo pensarlo hacía que las tripas pidieran a gritos algo que llevarse a la boca.
Estaba tan gordo.
Había otro Randy en su clase. Un chico atlético que vivía calle abajo y que siempre salía a la calle con una estúpida pelota y una manzana igual de insípida que él.
Las manzanas no solo eran insípidas si no que eran presuntuosas. Ese tipo de frutas que solo le gustaban a los niños famélicos que no encontraban la belleza en el chocolate.
Bolitas, bizcochitos, bollitos... eran todo diminutivos. Bola, bizcocho y bollo era lo que llamaban a Randy.
Porque esa era otra historia, al niño gordo lo llamaban gordo. Randy el gordo. Randy la bola.
¿Por qué no llamaban a Randy el famélico Randy el esmirriado? El tenía una maldita manzana. Arrojar una manzana a la cara de alguien o la dichosa pelota habría sido más efectivo que lanzarles un bollito de mantequilla. Quizá por eso, Randy no tenía sobrenombre y Randy el gordo tenía sobrepeso.
Tras todas estas rabietas mentales, Randy llegó a la puerta del supermercado, saludó a Fleur, la cajera de la esquina y, sudoroso y sofocado, se colocó delante de los bizcochitos.

Estos niños con sobrepeso suelen tener problemas cardíacos a tempranas edades, además de que en muchos casos presentan depresiones, apatía hacia la sociedad que los dio de lado y sufren acoso escolar. Por si esto fuera poco, muchos de ellos ni siquiera saben reconocer una manzana entre otras frutas, porque nunca las han comido.

Randy el chico de la calle abajo, el sanísimo deportista, una tarde corrió detrás de la pelota y le atropelló un coche. Murió de camino al hospital.