miércoles, 30 de marzo de 2011

Soy el personaje secundario de mi propia vida, en la que el protagonista muere antes de que empiece a vivir su propia vida como si no me diera cuenta de que es la mía

Esta entrada es triste, nada filosófico, universal o que no se pueda entender sin ser yo, o sin ser una persona implicada; hoy hablaré de algo bonito, porque me ha pasado algo relativamente malo.
Hace poco vi una serie en el ordenador, recalcaré que lo vi DESCARGANDO ILEGALMENTE, simplemente porque quiero, puedo y voy a seguir haciéndolo.
Da igual la serie, da igual el día, la noche, los protagonistas de la escena, la escena misma, da igual que hoy sea miércoles. Lo que importa es que en esa escena, el tío se enamoraba de una que bailaba. 
Este chaval era un enamorado de la música, soberbio, orgulloso. El amor te pilla desprevenido eh cabrón? Pues ahí lo tienes. El chaval se queda sordo, decide ir a ver a la novia, amiga, lo que sea, que está bailando en un salón de actos.
Aquí llega lo bonito, el momento, el tío este solo es capaz de oír la música que baila la chica de la que está enamorado.
Amigos, esto es un guión, es demasiado bonito, demasiado perfecto. 
Pero, como sucede siempre, no es real. Es una broma de un guionista que quiere chicas adeptas a su serial. No lo volví a ver. La serie, enserio. No me interesan las milongas bonitas que no van a ocurrir, porque lo importante de esto es saber de lo que va el rollo, saber que las cosas bonitas no van a ser así nunca. 
Lo primero es aceptarlo, sin eso no vas a ningún lado. 
Vota por nadie no?


Hoy no hay canción, no estoy para risas, 

martes, 29 de marzo de 2011

Mentir es una palabra muy fea

Ella estaba despierta antes de que sonara el despertador. Miraba al techo con los ojos entornados. Tenía sueño pero no iba a dormirse. Había tomado ácido. Un mal viaje.
De pronto sintió náuseas. Se levantó corriendo en dirección al baño, pisando unos cristales rotos de lo que parecía una botella de alcohol. También pisó a alguien que gimió.
Sentía como subía el día anterior entero por su esófago. Se llevó la mano a la boca y con la otra intentó abrir la puerta de su baño. Había sangre por el suelo. Un hombre que solo llevaba una camiseta con una bandera de un país escandinavo dormía no muy plácidamente en el interior de la bañera.
Su fiesta estaba ahora mezclándose con agua del váter. Tampoco había gran cosa que eliminar de su cuerpo.
- Es gracioso que te hayas puesto el despertador a las cuatro de la tarde.
Escupió con desgana y se dispuso a mear. Cayeron hasta los tobillos. Se miró los dedos de los pies y se acordó de los cristales que había pisado.
- Es gracioso que estés durmiendo en mi bañera y que te falte la mitad de la ropa.
- Me llaman por mi nombre.
El desconocido sonreía desde el fondo de la bañera, como si fuera agua que se va por el sumidero. 
- Que suerte, eso es algo natural.
Ella se levantó y se metió dentro.
- ¿A ti no te llaman de ninguna forma?
- Cuanto menos sepan de ti, más a salvo estarás.
Sacó una cajetilla de tabaco del interior de su sujetador, colocó un cigarrillo en su boca y otro en la del desconocido. Ambos se apoyaban en la pared del fondo y sacaban las piernas por delante. 
-¿No tienes mechero?
- No, imagina que está encendido.
- Esto seguro que da cáncer.






People are strange

lunes, 28 de marzo de 2011

Subirse a una silla y creerse el más alto

Las cartas estaban repartidas. Los participantes se miraban unos a otros intentando mantener la expresión calmada. Era inútil.
- He ganado.
-Y yo...
-Y yo.
- Yo también
"El menor de los problemas" habló primero:
- No se por qué siempre jugamos al poker. Todos hacemos trampas, todos tenemos poker de ases.
"Inspiración" cerró los ojos y tiró las cartas contra el suelo de ceniza de color grisaceo. Los cuatro ases estaban chamuscandose. Siseaban. 
- Es todo tan simbólico. Se le murió el hamster, se quedó sola.
"Feminidad y amor propio" recortó los corazones de la baraja francesa y los puso en una montañita pequeña. Luego sopló. "Inspiración" la regañó.
- Deja de jugar con sus sentimientos.
"Sentimientos" se giró creyendo que le llamaban.
El panorama era triste en el infierno donde retiré a aquellos que no me servían en este momento. Poco a poco ya no los necesitas.






The best place 

domingo, 27 de marzo de 2011

Todo lo hago porque te quiero

- Hola, estoy borracho. No quiero cruzar la calle porque la muerte lleva buscándome media jodida hora.
Al verte así, pensé que tenía que dejarte pasar.
- No se puede matar a alguien que ya está muerto, o que por lo menos huele como tal.
Tu cara era un poema, así que para que no me lo recitaras te dejé pasar. Entraste lento y te apoyaste en mi. No olias tan mal como pensaba, y no estabas tan borracho como decías. De todas formas te llevé al baño para que vomitases, o meases o simplemente te pudiera perder de vista mientras pensaba que hacer contigo. 
Cerré la puerta cuando entraste y me sente delante. Nada mas entrar measte, y despues vomitaste. 
- Vaya pleno colega.
Te reiste como un perrillo y oí como encendías el grifo de la ducha. Tus ropas se arrugaron al caer al suelo. Maldeciste en voz baja porque te habias congelado el pie con el agua de la ducha que aun salía gélida. 
La que se rió ahora fui yo. Después de dos minutos aproximados me llamaste para que entarara. Ya habias decidido que hacer conmigo antes de que yo me decidiera, así que entré sin pensarlo.
Al cabo de media hora, mientras dormías en el colchón sin sábanas, miré por la ventana. Allí estaba la muerte, que me saludó con su mano huesuda y blanca, se sentó con su negro manto en la parada de autobus que te llevaría a tu casa.
Ese fue el momento en el que decidí que no ibas a salir de aquí hasta que yo quisiera matarte.





It's a shame.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Miré hacia arriba y no entendí nada. El cuello iba solo, la cabeza se me caía hacia los lados, tenía la boca entre abierta y mis ojos tenían una película translúcida por encima. Levanté una mano hacia lo que tenia delante, un bulto oscuro que me aplastaba las piernas. 
Enfoqué mi mano. Mis dedos tenían algunas heridas pero allí estaban todos, con el esmalte semiborrado de color rojo puta. Luego conocí la forma que me aplastaba. Era ella. 
Temblé involuntariamente y las lágrimas se agolparon en mis ojos. Recobrandome un poco aparte aquel bulto bajo gemidos de miedo y angustia. El bulto se dejó caer.
Era el momento. Un solo golpe y habría acabado con su penosa vida. Le di la vuelta y vi sus ojos que me miraban. Vi como me reconocía.
Todo mi cuerpo sintió un escalofrio. Me di cuenta de que estaba desnuda. Tenía frío. Ella llevaba mi ropa.
La maté.
Me voy a hacer de oro.




It's me again

miércoles, 16 de marzo de 2011

Fue aquí

La décima vez que me metieron bajo el agua ya iban a darme por muerta.
Me tenían agarrada por el cuello del jersey. Estaba allí sentada en el borde de la bañera de hospicio, con agua fría rebosando, el suelo empapado por mis chapoteos, sintiendo mis pulmones, mi estómago, mi traquea llenas de ese líquido demasiado frío incluso para ser enero. Me hundieron, si no había contado mal, por décima vez. Mi pelo bajo el agua estaba áspero, mis ojos solo veían manchas azules, me escocían. También tenía las pantorrillas irritadas del borde de cerámica, tenía pequeños cortes por los baldosines, de los que salían finitos hilos de sangre y agua, que rodaban hasta los talones que colgaban un palmo del suelo.
Estiré los brazos hacia el infinito. Notaba el agua caer pesada, mi cuerpo iba a abrir la boca para coger aire y solo iba a encontrar agua. Supuse que estaba de color azul. Mis brazos fueron cayendo, era inútil.
Cuando me sacaron tosí más de un litro de agua. Me dejaron caer hacia atrás, me di un golpe en la nuca. El agua helada empapó el jersey azul que llevaba puesto, iba a morir de frío. Si pudiera sentirlo.
- ¿POR QUÉ NO MUERES?
Aquel hombre perdió la paciencia, sacó un arma y me arrinconó en la bañera, yo tenía el agua hasta las rodillas. Escupí de nuevo. Me pegó un tiro. Me pegue a la pared de la impresión. 
El agua se tiñó de rojo. El otro hombre también ayudó.
Si no conté mal, fueron casi trece tiros. Aquello parecía una escena macabra de Saw. 
Salí con cuidado, escurrí la esquina del jersey de lana ancho y rojo por los bajos. Una a una, arranqué todas las balas del cuerpo. Las tiré a la bañera. 
Los hombres estaban inmóviles, sus ojos iban a salir de sus cuencas. La preocupación y el miedo llegaron a sus ojos.
- No pasa nada, solo hay que pasar un paño por encima de aquellas baldosas.




Waxxx

domingo, 13 de marzo de 2011

Y el sol no salió.

Nos sentamos al amanecer en lo alto de la colina, mirando al este. Cogí tu fría mano de cadáver. Me había costado mucho subirte hasta la parte superior de aquel montículo. Había tratado de que no se te manchara el vestido de cuadritos victoria, en blanco y rojo. Tu mirada estaba muy perdida. Lógico, los muertos no miran.
Esperamos durante diez minutos, a ver nuestra última puesta de sol. Pero el sol no salió. Así que te dejé tirada en aquella colina. Pudriéndote. 
Entré por la puerta de mi casa, y puse la MTV.
Luego me acordé de que yo no existía, así que abandoné vuestras mentes; al igual que tu cadáver.








The Structure Falls.

viernes, 4 de marzo de 2011

Dolor

Aproximadamente a las doce del medio día entré en la habitación. Estabas sentada en la cama. Tenías un cuchillo en la mano y habías abierto una corte limpio sobre tu muslo derecho, perpendicular a tu fémur. 
Estabas llorando porque te había dolido, también estabas desnuda y también estabas haciendo algo que hacías todos los lunes a medio día; escribías. 
Cuando te percataste de mi presencia, soltaste aquel arma y metiste el dedo en la herida. Con el dedo color granate escribiste sobre las sábanas blancas una M. Repitiendo esta operación y silbando cada vez que lo hacías, a su lado dibujaste un símbolo del infinito.
- Así te quiero.- abriste mucho los brazos, como para simular una cantidad de amor.
Pude ver como tu herida desaparecía y como, con el muslo lleno de sangre, te ponías de pie sobre la cama, temblando un poco. 
- Por qué el infinito? no eres infinita.
- Tonta tonta.- torciste la cabeza y te tambaleaste hasta mis brazos. Sentí tu gélida piel, aun más blanca que de costumbre. 
- No eres infinita. Aunque no mueras nunca, el sitio sobre el que estás desaparecerá alguna vez. Puede que solo estemos tu y yo para verlo.
- El infinito no es para medir el tiempo que vamos a vivir, tu y yo, yo y tu, nosotras, juntas siempre; es un símbolo que dice cuanto te quiero.
Seguías atrapada en mis brazos, manchándome con tus mentiras.
- No me quieres, soy lo único que tienes. Dentro de nada ya podrás librarte de mi.
- Ese día, le iré restando números al infinito. Prométeme que el universo va a esperarnos. 




I will clim the hills

jueves, 3 de marzo de 2011

Sillas

y el silencio sonaba, y sonaba, y no me dejaba oír nada. Solo su silencio.
simplemente, Tu silencio ha valido más que mis mil palabras.
No hay nada que escuchar, aunque me mantengo subida en la torre de sillas desde la que veo amanecer, y un gallo cantar.
Menos mal, que soy fácil de sustituir. Encontró algo mas interesante, una piedra que brillaba.
Yo que lo vi, le tiré una de mis sillas a la cabeza, de ahí que mi torre se tambaleara. Y con el escozor previo a las lágrimas, vi que me esquivabas.
Muy bien, en mi torre de sillas me pienso quedar.







Hold your head

martes, 1 de marzo de 2011

La Elección

Cuando abrió los ojos sus pupilas se estrecharon. Se removió en la camilla e intentó incorporarse. Las correas no lo permitieron. Ellos hablaron primero.
- ¿Sabes dónde estás?
El olor del lugar era inconfundible. El flexo sobre su cara hizo que entrecerrara los párpados.
- Sí.
- Entonces, sabes lo que tienes que hacer.
- No, no, no lo se, no me han dicho nada en la habitación anterior. Estaba...estaban operándome o algo así, en la sala de aquel hospital, estabais allí.
-Tienes que hacer La Elección.
-¿Que elección, de que estáis hablando? Necesito irme, soltadme.
La situación se puso tensa. Sus brazos y sus piernas se removieron, de su boca salían gritos, y de sus ojos lágrimas.
-¿Qué me estáis haciendo?
Uno de ellos, se colocó detrás de la camilla y la incorporó un poco. 
- Aun no lo entiendes. Has muerto.
Tensó todo el cuerpo y gritó de todas las maneras posibles. Aquello no era cierto. Tenía que soltarse. 
- Pero te queda La Elección. 
-¿Que Elección?- El sudor rodaba por su pecho y por su frente. Siguió retorciéndose, intentando zafarse de aquel doloroso abrazo.
- Antes de morirte, de olvidar todo esto, tienes una elección. Puedes elegir lo que quieras. ¿un momento feliz?  Los tenemos todos, ¿una canción?, están ahí todas, una película, una conversación, una foto.
- ¿Lo que yo quiera?
- Solo hay una condición; tienes que haberlo hecho antes, no puedo hacerte vivir un momento que nunca tuviste, ni escuchar una canción que nunca escuchaste, ni ver una foto que nunca viste.
La calma llegó. Fijó la vista en la pared de la sala. 
- Entonces, ¿que te gustaría antes de morir?
- Vivir.
Otro de ellos se movió al lado de la camilla, desató las correas y la dejó libre.
La siguiente vez que parpadeó, vio las luces de su habitación en el hospital. Alguien dormía en un estrecho sofá cerca de su camilla.
- Hacer la elección no es lo difícil, lo difícil es cumplirla.




Uuh... You Make Me Live...