domingo, 23 de octubre de 2011

Welcome to the family

Sientes que tu cuerpo vibra porque sabes lo que viene ahora. Notas esa sensación de júbilo bajo tus pulmones, la adrenalina esta en la linea de salida. 
Miras tus zapatos a ver si tienes los cordones atados. Ves que el suelo es de tierra, se va a levantar polvo, pero así es mas real. 
Oyes las primeras notas sueltas, se están preparando, empieza.
Empieza.
Está empezando.
Los primeros insultos salen de sus bocas, ya has captado el ritmo, la adrenalina está haciendo su trabajo. 
Allá vas. Eres uno mas en esa masa de adeptos a los ritmos frenéticos. Guturales que llenan las gargantas con palabras que bien podrían ser de indignación, odio o amor, o las tres a la vez. Los golpes no son golpes, forman parte de una danza demoníaca perfectamente sincronizada con la batería.
Seguidor incondicional. Les adoras y ellos a ti.

Pero tu no sientes eso. No, no. Tu te quedas fuera. Sigues la melodía con los labios, repasas su biografía. No sientes nada de nada. 
Ves como se levanta el polvo a tu alrededor, y el remolino de gente que vive la música se va agrandando.
Pero tu te quedas fuera, ¿por qué no sientes nada?




I WILL BURY YOU ALIVE

viernes, 21 de octubre de 2011

Adios

El tiempo no pasaba. Simplemente llevaba demasiado tiempo mirando el mismo número en el reloj digital de la mesilla. 15:58.
No podía hablar. 
¿A qué olía? Era salitre, podía oler a agua salada. Estaba rescatando un recuerdo del interior de mi memoria. Me veía a mi misma, borrosa, aletargada frente al mar. No me acordaba de lo que estaba pensando, ni de como el viento me daba en la piel. No notaba absolutamente nada, cansancio quizás.Veía caras de gente que pasaba por delante de mi figura aovillada en la fría orilla. No se. ¿Por qué mi mente estaba rescatando ese momento de mi vida? El mar me estaba llenando de sal los pulmones. 
Miré los números que titilaban en la oscuridad; 15:59.
Pude sacar el aire de mis pulmones. Ya había pasado lo peor.
Toda mi habitación olia a mar.
Ya no quería más. Nada más. 
16:00. El fin de mi eternidad ya había llegado.




- ¿Qué ruido hacen los conejos?
- No se si hacen ruido alguno
- Solo al morir

miércoles, 19 de octubre de 2011

Vomito por segunda vez en el día de hoy mi conciencia.

- Eso es que me tienes envidia.
Según las palabras salieron de tu boca un ramalazo de odio, ira y furia se adueñaron de mi. Primero vino el odio cubriendo con su manto negro todo lo que recordaba sobre ti; luego la ira me intoxicó y se instaló en el centro del odio; luego la furia arrasó lo poco que quedaba. Habías liberado mi furia.
Estaba temblando, conteniéndome para no matarte aún. De un solo golpe te tiré al suelo y me senté sobre ti. Tu cuello era tan frágil que me asaltó una risa gutural. Lo agarré con una sola mano. Vi tu cara de pánico y como intentabas asirte de mi mano que te condenaba. Tenía que concentrarme mucho en no acabar contigo hasta que lo hubieras escuchado todo.
- ¿Envidia?¿Envidia?
La ultima palabra me salió muy aguda. La idea de que alguien te tuviera envidia era absolutamente ridícula.
- ¿Envidia de qué?¿De ser tú?
Mi garganta se abrió dejando salir una carcajada larguisima.
- Das pena. Eres patética. ¿ Quieres motivos para hablar de mi? Tómalos. Habla pero con razones. Di que te retuve aquí y que te amenacé de muerte. No es envidia. Es rabia. 
- Veo... la envidia...quieres mi lugar.
Debí apretar demasiado fuerte el cuello. Estabas desencajada.
De pronto ya no sentía odio, ira o furia. Así que me fui.




No le des importancia, ellas siempre vuelven.

Sensación

Cuando estás vivo lo notas, sabes que no estás soñando. Sientes un cosquilleo en los dedos de los pies, en la nariz. Tu mente está haciendo cosas. Pensando. Ya sabes, ese pensamiento recurrente, tuyo y solo tuyo. Eres su dueño momentáneo hasta que lo saques a pasear.
Yo lo sacaré a pasear ahora;
desde hace unos días y gracias a una broma con la que me acuchilló un conocido he estado dándole vueltas a algo. ¿De qué eres consciente?
Cuando eres muy viejo, de un día para otro pereces sin remisión. Sin dolor. El corazón se para y no te deja acabar el sueño. Tus latidos estaban contados.
Cuando vas por la calle y un coche te atropella, mueres. tu cráneo se destroza contra el pavimento, pero no es doloroso, no allí a donde vas.
Cuando estás enfermo supongo que también la muerte llega.
Cuando te tiras desde el piso numero cuarenta, desde una torre altísima, sabes que vas a morir. Sabes que inexorablemente, con un 100% de posibilidades vas a morir. Aunque llueva, vas a morir. Aunque estés rezando, vas a morir. Son unos segundos en los que no haces una reflexión, tampoco te pasa la vida por delante de tus ojos (esa es de las mayores gilipolleces que he oído). Solo puedes oír como zumba el sonido del viento y como la Tierra te abraza.
Supongo que si eres muy muy viejo hay esperanza de que haya un próximo latido. Si te atropella un coche, oye igual te salvas, cosas mas raras se han visto. Si estás enfermo bueno, siempre puede haber una cura. O no.
Me gustaría saber cual fue el último pensamiento del batería de Led Zeppelin, (ese que se ahogó en su propio vómito tras meterse 42 chupitos de tequila). Seguro que no le dejaron acabar el sueño.




Zeppelin, no Zepelinn ni Zepellin. Tampoco Zeppellinn.

martes, 18 de octubre de 2011

Hoy va a ser el día.

Aquella noche estaba preparada para enfrentarme a ella. Me senté y aparté la tela y allí la tenía. Deslumbrante, perfecta, mirándome con sus ojos directamente a los míos. Estaba demasiado cerca. Su desprecio me hería como un puñal.
Moví los labios con intención de hablar pero ella me calló.
- Has vuelto. ¿Tienes miedo?
Seguía sin palabras, boqueando frente a ella. Siempre me pasaba lo mismo cuando la veía. Las palabras abandonaban mi mente.
Tosí. Era el momento.
- No me das miedo.
Una sonrisa con unos dientes perfectos iluminó su cara. No subió hasta sus ojos.
De pronto su expresión cambió, se volvió mucho más sombría de lo que la había visto nunca. Me dio un vuelco el corazón y se me nubló la vista.
- Deberías. Mira lo que puedo hacer.
No ocurrió nada. Se crispó. Y luego se frustró. Y luego me odió. Y luego, bueno y luego nada más.
Hablé con cautela.
- Deberías recordar que pese a lo que tu quieras, solo eres un reflejo celoso y atrapado en el interior de un espejo. Ni si quiera existes más allá de donde yo mire.








Drink her

domingo, 9 de octubre de 2011

Sobredosis

No eres culta. No eres inteligente. No eres guapa. No tienes ni puta idea. 
Solo eres patética. 
No te trago. 


Abandona tu pose, que ya te han sacado la foto.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Renacer

El rey tenía miedo. Esa era toda la explicación que habían dado en la corte. De puertas para dentro, nadie sabía que estaba ocurriendo. La gente empezaba a inquietarse.
El monarca estaba aterrorizado, mirando hacia la ventana abierta de par en par, con un espléndido sol atravesando el marco, un hermoso cielo azul sin una sola nube. Cada vez que un pajarillo pasaba frente a la ventana, ahogaba un grito.
Estaba en tensión, como si fuera a saltar tras la cómoda de la habitación.
- Las historias de miedo se cuentan por la noche, cuando no hay luz y la oscuridad te atrapa, no sabes dónde estás ni a dónde te diriges. Por las noches vence el cuerpo y sientes esa necesidad de dejarte llevar por el sueño. Dejas de sentir y te abandonas a los sueños. O pesadillas.
Uno de los pajes reales, que estaba haciendo compañía en la cámara real, observó al rey con detenimiento. Le parecía un hombrecillo ridículo. ¿A caso ese enclenque miedoso y acobardado iba a defender su país de una guerra?¿A caso el amilanado ser al que rendían sus respetos iba dirigir un reino?. Una sonrisa amarga retorció el gesto. 
- Mi señor, ¿se da cuenta usted que es de día? Sus sueños aquí no pueden turbarle.
El aludido no apartó la vista de la ventana. Tembló. 
-¿Se da cuenta usted que tenerle miedo a un sueño es una soberana estupidez?Incluido a una pesadilla.Al fin y al apostre son solo imaginaciones nuestras, producidas por el Judas de nuestro subconsciente; no le tengo miedo a mis propias creaciones, es la realidad lo que temo. Esa imposibilidad de despertarse cuando uno ya está despierto, saber que no hay ningún control sobre nada. La realidad asusta y abruma hasta al más fuerte. En su caso, me andaría con más recelo a la hora de llamar imbécil al sumo soberano. Váyase a comer moscas y dígame si allá fuera es de día o si sigues soñando.




...y los sueños, sueños son.