viernes, 1 de abril de 2011

La montaña

Cada problema era un terrón de azúcar, ese era el trato. Lo habían pactado así porque ella lo había querido, "habré sido un error".
Al poco tiempo, ya no solo fueron los problemas los que se manifestaban como azúcar en deliciosa forma de cubito blanco, también se añadieron los desplantes, las frases sin terminar, esa manera de poner los ojos en blanco, los comentarios que oía y esa cama dónde no había sábanas sucias. 
No iba a lloriquear, simplemente reflexionó, chupó los terrones por una cara y fue construyendo una pirámide de azúcar lamida, que bien podía identificarse como mierda, no, mejor, como mierda con babas.
Cuando asumió que simplemente no estaban dispuestos a darla esa pequeña satisfacción, tuvo un periodo de paz, "entretengo a los que ya tienen otros planes".
Quiero decir, asumirlo no es todo el proceso, es la mayor parte. Llega el día en el que lo consigues, ya solo queda la pequeña envidia.


Debería borrar esto, me siento demasiado descubierta, Phil.






Tonight we're torching this motherfucking town

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