sábado, 4 de junio de 2011

Me han contado la verdad y creo que no me interesa

Ella ya no comía. 
Poco a poco su cuerpo iba rechazando cualquier ayuda del exterior. Intentaba comer, lo decía en voz baja, "traed la sopa, o lo que sea". Y aquel plato no lo tocaba. Tampoco dejaba que se los llevasen, por eso ahora su habitación (la primera a la derecha) olía a nevera caliente.
Nos llamaba a gritos a cualquier hora.
"Está loca, déjala que se muera tranquila". Tu madre nunca nos cayó bien a las dos. Parecía como si mientras te estabas muriendo entre comida vieja, poco a poco la carga de quince años de vida se fuera yendo. En verdad aún no tenías los quince años. No creo ni que alcanzaras los trece, pero en esos días no importaba tu edad, habías nacido y punto, y estabas con la jodienda montada, una boca mas a la que no dar de comer pero que necesitaba ver toda esa comida por ahí.
Cuando por fin falleciste tras 71 días de agonía, pensamos que tu cadáver no iba a pesar casi nada.
Tu madre me mandó a mi a quitarte del medio. Cual fue mi sorpresa cuando casi me fue imposible levantarte de aquel lecho fúnebre. 
Salí de allí contigo. Luego te pusiste muy blanca, tosiste y me miraste. Te bajaste de mis brazos y de la mano nos largamos hacía la funeraria, al parecer para cancelar un pedido.




Son las 5 de la mañana.
PRECIADOS 0001 A 2 4 3 1 7 1 NO SOPORTO LA TESITURA, CONTACTA CONMIGO

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