viernes, 21 de octubre de 2011

Adios

El tiempo no pasaba. Simplemente llevaba demasiado tiempo mirando el mismo número en el reloj digital de la mesilla. 15:58.
No podía hablar. 
¿A qué olía? Era salitre, podía oler a agua salada. Estaba rescatando un recuerdo del interior de mi memoria. Me veía a mi misma, borrosa, aletargada frente al mar. No me acordaba de lo que estaba pensando, ni de como el viento me daba en la piel. No notaba absolutamente nada, cansancio quizás.Veía caras de gente que pasaba por delante de mi figura aovillada en la fría orilla. No se. ¿Por qué mi mente estaba rescatando ese momento de mi vida? El mar me estaba llenando de sal los pulmones. 
Miré los números que titilaban en la oscuridad; 15:59.
Pude sacar el aire de mis pulmones. Ya había pasado lo peor.
Toda mi habitación olia a mar.
Ya no quería más. Nada más. 
16:00. El fin de mi eternidad ya había llegado.




- ¿Qué ruido hacen los conejos?
- No se si hacen ruido alguno
- Solo al morir

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