martes, 3 de mayo de 2011

Me maúllan y son gatos mudos

El corazón estaba bombeando demasiado deprisa, no podía contar los latidos. El aire se había congelado en mis pulmones. Los imaginé a oscuras, con mis costillas por encima. Él.
Hacía mucho que no le veía, al menos con esa cara. Lo había visto en miles de rostros pasajeros, como si volaran muchos como él. Lo imaginé en la parada del autobús, donde mi acosador. Lo imaginé donde Mario. Lo imaginé porque haberlo visto en persona habría provocado...latidos incontrolables, sequedad, pulmones esponjosos, oscuridad.
- Hola.
Que saludo más inocente. Acercó su cara a mi cara, la pasó al otro lado.
- Hacía mucho que no me veías.
- Llevo viéndote en todas partes desde el día en que cerré los ojos.
Él se puso colorado. Estaba pensando. Rápido. La sangre no me llegaba bien a las extremidades. Pánico.
Entonces él dijo:
- Volvamos atrás en el tiempo.
-¿Hasta dónde?
Aunque estabas delante, te vi pasar desde un espejo. Me vi pasar de lejos. Ah. Solo eras tú.
- Hasta donde tu quieras.
-Volvamos al día en el que la puta de tu madre y el cabrón de tu padre decidieron procrear sin protección, ofrezcámosles un profiláctico y observemos como poco a poco desapareces de sus vidas, de mi vida. 
-Podemos volver al día en el que nos conocimos.
-No te conozco, no eres mi opción.






Siiiiiide...  

No hay comentarios:

Publicar un comentario