jueves, 3 de marzo de 2011

Sillas

y el silencio sonaba, y sonaba, y no me dejaba oír nada. Solo su silencio.
simplemente, Tu silencio ha valido más que mis mil palabras.
No hay nada que escuchar, aunque me mantengo subida en la torre de sillas desde la que veo amanecer, y un gallo cantar.
Menos mal, que soy fácil de sustituir. Encontró algo mas interesante, una piedra que brillaba.
Yo que lo vi, le tiré una de mis sillas a la cabeza, de ahí que mi torre se tambaleara. Y con el escozor previo a las lágrimas, vi que me esquivabas.
Muy bien, en mi torre de sillas me pienso quedar.







Hold your head

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