miércoles, 16 de marzo de 2011

Fue aquí

La décima vez que me metieron bajo el agua ya iban a darme por muerta.
Me tenían agarrada por el cuello del jersey. Estaba allí sentada en el borde de la bañera de hospicio, con agua fría rebosando, el suelo empapado por mis chapoteos, sintiendo mis pulmones, mi estómago, mi traquea llenas de ese líquido demasiado frío incluso para ser enero. Me hundieron, si no había contado mal, por décima vez. Mi pelo bajo el agua estaba áspero, mis ojos solo veían manchas azules, me escocían. También tenía las pantorrillas irritadas del borde de cerámica, tenía pequeños cortes por los baldosines, de los que salían finitos hilos de sangre y agua, que rodaban hasta los talones que colgaban un palmo del suelo.
Estiré los brazos hacia el infinito. Notaba el agua caer pesada, mi cuerpo iba a abrir la boca para coger aire y solo iba a encontrar agua. Supuse que estaba de color azul. Mis brazos fueron cayendo, era inútil.
Cuando me sacaron tosí más de un litro de agua. Me dejaron caer hacia atrás, me di un golpe en la nuca. El agua helada empapó el jersey azul que llevaba puesto, iba a morir de frío. Si pudiera sentirlo.
- ¿POR QUÉ NO MUERES?
Aquel hombre perdió la paciencia, sacó un arma y me arrinconó en la bañera, yo tenía el agua hasta las rodillas. Escupí de nuevo. Me pegó un tiro. Me pegue a la pared de la impresión. 
El agua se tiñó de rojo. El otro hombre también ayudó.
Si no conté mal, fueron casi trece tiros. Aquello parecía una escena macabra de Saw. 
Salí con cuidado, escurrí la esquina del jersey de lana ancho y rojo por los bajos. Una a una, arranqué todas las balas del cuerpo. Las tiré a la bañera. 
Los hombres estaban inmóviles, sus ojos iban a salir de sus cuencas. La preocupación y el miedo llegaron a sus ojos.
- No pasa nada, solo hay que pasar un paño por encima de aquellas baldosas.




Waxxx

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